viernes, 3 de junio de 2011

Rioja Alavesa, el enoturismo elevado a su máxima expresión

A la par que los vinos de Rioja Alavesa han adquirido fama internacional, la tierra donde se cultivan ha sabido potenciar sus posibilidades turísticas y culturales. Cualquier apasionado del enoturismo que se precie, tiene, entre los posibles destinos a visitar, la ruta de Rioja Alavesa que transcurre por el sur del territorio histórico de Álava, entre la Sierra de Cantabria y el río Ebro. Una comarca de escasos 300 kilómetros cuadrados que abarca 15 municipios de singular tradición vinícola. Los hechos no dejan lugar a dudas: 13.500 hectáreas de viñedo y casi 400 bodegas que elaboran, cada año, cerca de 100 millones de botellas de este preciado fruto de la tierra. Vinos amparados por el Consejo Regulador de la D.O. Calificada Rioja, que deben buena parte de su fama al suelo arcillo-calcáreo característico de la zona que permite a las cepas asimilar la humedad precisa, al clima, a la ubicación de los viñedos tras la Sierra Cantabria, protegiéndolos de los vientos fríos del norte y por último, a los esfuerzos y cuidados de la población para aunar legado histórico vinícola y nuevas tecnologías.
Más de un centenar de establecimientos –entre bodegas, alojamientos, museos y enotecas– se han unido para dar forma a esta peculiar ruta, cuyas virtudes se han visto recompensadas. Así el pasado 10 de mayo, la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin) premió al hotel Wine Oil Spa Villa de Laguardia –perteneciente a la ruta Rioja Alavesa– como mejor establecimiento turístico del club ‘Rutas del Vino de España’. También hubo mención especial, dentro de dicha categoría, para el hotel Eguren Ugarte, también incluido en esta oferta enoturística por excelencia. La entrega de ambos galardones se llevó a cabo en el marco de la Feria Nacional del Vino (Fenavin), en el recinto ferial de Ciudad Real.
Y es que desde el año 2006, Rioja Alavesa forma parte del selecto Club de Producto ‘Rutas del Vino de España’ como ruta certificada, en base a los criterios de la carta de calidad dictada por la Asociación Española de Ciudades del Vino y de la Secretaría de Turismo.
Más de un centenar de establecimientos –entre bodegas, alojamientos, museos y enotecas– forman esta ruta premiada, el pasado 10 de mayo, por Acevin, en el marco de Fenavin 2011


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Vista de Laguardia, capital de la zona. Foto: Ruta del Vino de Rioja Alavesa / Quintas.

Un guiño a la época medieval

Reconocimientos aparte, cabría destacar de esta ruta riojana los numerosos planes que se pueden organizar en base a sus posibilidades turísticas –visitas a bodegas, enotecas y museos–, gastronómicas, hoteleras, arquitectónicas y artísticas, sin olvidar todas aquellas actividades festivas y lúdicas que copan el calendario de sus 15 municipios. Laguardia, capital de la zona, es una pequeña población situada en lo alto de un cerro. Laguardia transmite algo de irreal, como de cuento de hadas, con sus calles empedradas y angostas y sus viejas murallas de estilo medieval. El atractivo turístico de esta localidad queda fuera de duda gracias a su infraestructura hotelera, gastronómica y de servicios para una población de sólo 1.500 habitantes.
A cada paso, la ruta Rioja Alavesa y en conjunto los municipios que la conforman –Labastida, Elciego, Oyón, Villabuena, Elvillar, Baños de Ebro, Lapuebla de Labarca, etc.– invitan al visitante a enfrentar lo nuevo con lo antiguo, lo artesano con lo moderno... un mosaico de recursos patrimoniales, cascos históricos, villas medievales, bodegas horadadas bajo tierra que conviven con las últimas propuestas arquitectónicas. Como las bodegas Baigorri, diseñadas por Iñaki Aspiazu o Ysios, a cargo del conocido Santiago Calatrava.
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Una joya arquitectónica. La Bodega Ysios, diseñada por Santiago Calatrava. Foto: Ruta del Vino de Rioja Alavesa / Quintas.

El recorrido vinícola, corazón de la ruta Rioja Alavesa

Si bien es cierto que todo lo que rodea al mundo del vino genera expectación, el corazón de la Rioja Alavesa se halla precisamente ahí, en sus bodegas, y las múltiples tipologías con que se presentan. Algunas, ubicadas en calados ancestrales donde aún se conserva la tradición elaboradora artesana, junto a otras donde viticultores de tercera o cuarta generación han adaptado sus instalaciones al paso del tiempo, resguardando la autenticidad de los viñedos familiares. Otras, centenarias, majestuosas y clásicas, conocidas, de sobra, entre los aficionados de cualquier lugar. Y, por supuesto, las nuevas bodegas de última generación, diseñadas por algunos de los arquitectos de mayor prestigio, con sus formas y curvas impactantes que expresan ideas a través de materiales inertes, luces y colores. A las singulares experiencias en viñedos y bodegas, se añaden otros reclamos como enotecas, museos, el centro de interpretación del vino y otros locales vinculados a la cultura vinícola que se respira en la zona.

Visitas guiadas y planificadas, para mayor comodidad del viajero

Con el enobús, el aficionado al enoturismo puede conocer la Rioja Alavesa de forma planificada y cómoda. Todos los detalles se cuidan para visitar y descubrir, con la ayuda de un guía, el itinerario preparado para recorrer las bodegas, municipios y establecimientos hoteleros preparados para tal fin. Así, el visitante también dispone de tiempo libre para gozar de la gastronomía típica de la zona, fiel a su raíces populares, de recintos amurallados, iglesias góticas y, en suma, del encanto medieval de las villas de Rioja Alavesa, donde el enoturismo alcanza su máxima expresión.
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