A Cayetano Garijo, nacido el 2 de agosto de 1947 en el barrio de la Victoria, la pasión por los vinos de la tierra le venía de casta: descendiente de viticultores, sus raíces están ligadas a la popular Casa del Guardia, que su familia sigue regentando actualmente en la Alameda Principal. Sin embargo, Garijo prefirió de joven el mundo de la investigación, por lo que marchó a Madrid en los años 60 para estudiar la carrera de ingeniero agrónomo por la Complutense. A su regreso, trabajó en el sector privado hasta que a mitad de los 70 inició su tarea para la administración en centros como La Mayora y en tareas como la sanidad vegetal y el servicio contra las plagas.
Ya en la Junta de Andalucía, dirigió el departamento de Producción Vegetal hasta 1995, cuando fue nombrado jefe del Servicio de Agricultura en Málaga, dentro de la Consejería de Agricultura y Pesca. Su perenne relación con los vinos de Málaga propició que en 2006 fuera nombrado presidente del Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen de los vinos y pasas de Málaga, en sustitución de José María Rodríguez. Todos los que conocían a Garijo recuerdan que era una persona «siempre con una sonrisa en la boca, que buscaba una solución para todo y al que le gustaba hacer la vida más fácil a los que tenía alrededor».
Atento, divertido, cariñoso vitalista y familiar, Garijo ha sido una de las personas que más ha luchado por el reconocimiento de los vinos de Málaga, desde los tradicionales dulces y secos de toda la vida, hasta los blancos y tintos de las nuevas generaciones de bodegueros. También luchó por la necesidad de que la provincia potenciara sus exportaciones de vino embotellado, para pasear el nombre Málaga en las etiquetas y ganar un valor añadido que las ventas a granel nunca podían dar.
Durante su presidencia se consiguió al fin inaugurar en 2008 el Museo del Vino de Málaga, en la plaza de Biedmas, y se realizaron campañas tan originales como aquella en la que la que diez cuadros de pintores locales decoraron 100.000 botellas de vino de las mejores bodegas que fueron vendidas por Europa y Estados Unidos.
Casado y con cinco hijos, Garijo perdió este domingo a los 63 años la batalla contra el cáncer, que le mantenía hospitalizado desde hace semanas. Ayer se celebró el funeral en Parcemasa. Descanse en paz.
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