jueves, 14 de julio de 2011

Un vino responsable

Mujeres embarazadas, la tercera edad, deportistas de élite, individuos comprometidos con la salud, dietas o consumos responsables o delimitados por sus creencias y, en definitiva, personas que requieren sustitutivos del alcohol son los colectivos a los que el Grupo Matarromera da respuesta con su último proyecto tecnológico, la mayor planta del mundo de Deconstrucción Molecular que permite el diseño de vinos de hasta 0,0 grados.
El vino y su deconstrucción molecular permite «enormes posibilidades, como ya demostraron los fabricantes de cerveza años atrás, pero con el añadido de que este producto tiene una mayor dificultad bioquímica y su consumo moderado está considerado como saludable para el organismo», aún más sin alcohol y sin calorías. Es el caso de los productos del Grupo Matarromera «EminaSin» (de menos de un grado de alcohol) y «EminaZero» (o,o%), que mantienen todas las propiedades beneficiosas —acción antiinflamatoria, poder antioxidante y efectos anticancerígenos— con un nivel mínimo de conservantes alimentarios, según destacó ayer el presidente de la compañía, Carlos Moro, en la inauguración de la planta ubicada en Valbuena del Duero (Valladolid), a la que asistieron la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia; el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y de las Cortes, Josefa García Cirac; y los consejeros de Economía y Empleo y Agricultura y Ganadería, Tomás Villanueva y Silvia Clemente, entre otras personalidades.
«EminaZero», en sus variedades rosado, blanco y tinto, fue la primera bebida «0,0» del mercado internacional elaborada a base de vino. Ahora se ha atrevido a comercializar el primer espumoso sin alcohol. El resultado es fruto de un complejo proceso de reconstitución del caldo desaromatizado y desalcoholizado, en el que el Grupo Matarromera ha desarrollado «largas, costosas e intensas investigaciones» durante seis años. En la jornada de ayer este recorrido concluyó con la inauguración de la Planta de Deconstrucción Molecular, que abrió sus puertas creando una «nueva categoría de producto» y generando un proyecto «pionero a nivel europeo», apuntó Carlos Moro. El proceso de producción de esta planta consta de tres complejas fases a partir del vino natural. La primera de ellas consiste en la desaromatización, y en la misma los compuestos aromáticos más volátiles se separan del caldo obteniéndose aromas sin alcohol. A continuación, se divide de nuevo en dos fracciones, que son etanol de aproximadamente sesenta grados y vino desalcoholizado. Finalmente, la reconstitución organoléptica incorpora aromas sin alcohol y aditivos alimentarios de segunda generación.

Mercados internacionales

La nueva planta, que será la primera del mundo en desalcoholizar un vino natural hasta los 0,0 grados, permitirá la producción de nueve millones de litros de «EminaSin» y «EminaZero», que se distribuirán en mercados internacionales, como Oriente Medio, Asia Central, Estados Unidos o China. El fin de la compañía es que en el año 2015 se exporten ya a ochenta países y su volumen de ventas se vea incrementado un cuarenta por ciento, hasta los 47,8 millones de euros.
Este trabajo de investigación, que se inició en el año 2006, ha abarcado diferentes proyectos de I+D+i en los que han participado administraciones europeas, nacionales y autonómicas. En total, la inversión del proyecto ha ascendido a los siete millones de euros.La Planta de Deconstrucción Molecular permite además la investigación en la deconstrucción de la uva y en la aplicación de su contenido polifenólico a otras matrices alimentarias y no alimentarias. Con ello, se permitiría crear nuevos productos de consumo enriquecidos en los campos cosmético, farmacológico y agroalimentario.

¿Cuál es el mejor vino para un calimocho?

Hielo, vino tinto y refresco de cola... Exacto, nos referimos al ya veterano calimocho. Esta bebida refrescante es la protagonista de muchas de nuestras reuniones, de los recientes Sanfermines, y, sobre todo, de los días veraniegos, que cuando el calor aprieta, invita a probarlo.
El Club Mendibile Ardo Akademia de Leioa (Vizcaya) ha querido rehabilitar la imagen de esta «renegada» bebida, y para ello, han realizado una cata profesional de vinos.
Se ha llevado a cabo con con un grupo de expertos y una selección de doce vinos de diferentes variades y denominaciones de origen. Los expertos catadores han seleccionado cuál es el mejor morapio del dios Baco para realizar este combinado.
Pero, el calimocho ¿cómo nos sabe mejor? ¿con vino bueno o con vino malo?
El vino ganador ha sido un crianza murciano porque «el sol que recibe sus uvas le dan más fuerza y se mezcla mejor con la cola», ha dicho el comunicado oficial.
Pero muchos prefieren y se conforman con un «vino libre», sin denominación de origen, como el de toda la vida.
En definitiva, vinos buenos o malos, el calimocho, que ya ha cumplido treinta años desde su descubrimiento, no entiende de calidades vinícolas, sino del disfrute de quien lo ingiere.

«Las bondades del combinado»

Este club no ha querido que esta jornada se quedase únicamente en una cata, sino que uno de sus creadores ha querido informar a «los calimocheros» sobre la historia y el origen de esta bebida, disfrutando de ella en un «almuerzo vintage».
Con ello, se quiere «reivindicar las bondades de este combinado, especialmente denostado, en comparación con cualquier otro alcohólico con cola» y «activar la presencia del vino en el mundo por medio de un consumo menos exigente y mucho más lúdico y refrescante», agrega el club.

Los vinos del futbolista Andrés Iniesta consiguen tres medallas en Fercam

A sus trofeos como futbolista, Iniesta sumará la medalla de oro en la categoría de vinos blancos por la marca "Corazón Loco", un vino de las variedades verdejo-sauvignon blanc de 2010 acogido a la indicación geográfica protegida "Vinos de la Tierra de Castilla".
En blancos también se lleva el bronce con "Finca El Carril", un macabeo del año 2010 amparado por la Denominación de Origen (D.O) "Manchuela".
El jugador del Barcelona completa el palmarés de esta edición con la medalla de plata en la categoría de vinos tintos jóvenes por "Corazón Loco-Tempranillo Graciano 2010", acogido también a "Vinos de la Tierra de Castilla".

lunes, 11 de julio de 2011

Vino sin alcohol para paladares exigentes

Dirigidos a una sociedad "cada vez más preo-cupada por su salud", que no quiere renunciar a "saborear un buen vino", nace Élivo ZeroZero, un caldo sin alcohol. "Es la evolución del vino", sostienen en la firma. El endurecimiento de la legislación española (que en 2006 prohibió publicitar las bondades de las bebidas alcohólicas), sorprendió a varios investigadores, entre ellos al biólogo Ramón Bodenlle, con un estudio sobre la mesa que ensalzaba las propiedades cardiosaludables de los caldos. "La investigación probaba los efectos beneficiosos del vino sobre los sistemas cardiaco y nervioso; ante la imposibilidad de venderlo de este modo, decidimos desalcoholizarlo", cuenta Bodenlle. Para ello fueron necesarios tres años de pruebas, algunas de ellas fuera de España, porque entonces no existían aquí las técnicas industriales adecuadas.
Los primeros vinos sin dieron como resultado una bebida ácida y sin aroma, hasta que en 2009 se hizo el primer embotellado. Raisin D'Or comercializa desde entonces diferentes variedades de vino sin alcohol (y de baja graduación) con el objetivo de mantener los efectos positivos de estos caldos sin que se resienta el hígado. "Los vinos desalcoholizados conservan todas las propiedades y evitan los inconvenientes del consumo de alcohol, ya que en el proceso no se pierden las moléculas bioactivas que resultan beneficiosas para la salud", explica Bodenlle, a día de hoy gerente del Grupo Élivo. Al estar desalcoholizados, "contienen hasta un 80% menos de calorías".
Para obtenerlos, son sometidos a un proceso de presión y temperatura
Para su obtención, y evitar que los vinos pierdan un ápice de aroma ni sabor, son sometidos a un proceso consistente en incrementos suaves y controlados de presión y temperatura hasta que alcanzan los 30-35º C, lo que favorece la eliminación del alcohol sin alterar las características esenciales de la bebida. "La desalcoholización se realiza por un proceso físico, sin añadir ningún elemento químico ajeno al propio vino, por lo que el resultado es un producto natural y de alta calidad", remacha Bodenlle.
A la vista de la buena acogida inicial en el mercado, Élivo ZeroZero comenzó a comercializarse de forma paralela tanto en España como en Europa, pero sin descuidar un mercado que les está reportando muy buenos resultados: el de los países árabes. "En España, Francia o Italia existe una cultura vitivinícola muy arraigada, por lo que en un primer momento nos costó penetrar; pensaban que un vino sin alcohol, no es vino. Ahora consumidores, enólogos y sumilleres han entendido nuestro producto. En cambio, la respuesta en los países árabes ha sido muy buena desde el principio y la demanda va en aumento", explica el biólogo.
Son conscientes de que han sido pioneros en su sector pero ya les están saliendo competidores, lo que obliga a un proceso de innovación constante. No poseen bodegas, sino que compran vino que desalcoholizan y embotellan, pero también realizan el proceso, por encargo, para otras firmas. En el Grupo Élivo entienden que el negocio no ha hecho más que empezar: "En estos momentos se habla de vino sin alcohol, pero pronto se comenzará a precisar más el caldo desalcoholizado del que se trate". Ellos, de momento, venden blancos y tintos procedentes de bodegas de Galicia, del norte de Portugal y de La Rioja; los espumosos y los blancos de verano constituyen su apuesta más reciente.

Sin complejos: un cava

Como seguramente muchos de ustedes saben, hace ya unos cuantos años que los espumosos españoles no pueden hacer alusión alguna a sus primos franceses: varias sentencias aclararon que solo puede llamarse "champagne" el vino elaborado en la región del mismo nombre, y que incluso cualquier mención del "méthode champenoise" es ilegal.
O sea: legalmente, cava y champaña son dos cosas distintas. La gente, hoy, lo tiene claro; pero costó. No hace todavía tantos años, cuando le invitaban a uno a "una copa de champán" lo más probable es que le sirvieran una copa de algún buen y acreditado cava catalán. El peso de lo francés, sin duda, ese mismo peso que hacía que llamásemos "foie-gras" a lo que no eran más que patés de hígado y grasa de cerdo.
Bien, el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) sigue bajo el dominio del prestigio de los vecinos del norte. Como primera acepción de "cava" nos da esta: "cueva donde se elabora cierto vino espumoso, al estilo del que se fabrica en Champaña, región del norte de Francia".
Y, en séptimo -séptimo- lugar, tras definiciones tan actuales como "excavación en torno a una fortaleza", aclara que también es un "vino espumoso blanco o rosado elaborado al estilo del que se fabrica en Champaña". Como se enteren los franceses le meten un pleito a la RAE.
Que, cómo no, también se atreve con el champán, en esa grafía, solo que su definición preferente es "embarcación grande, de fondo plano, que se emplea en China, Japón y algunas partes de América del Sur para navegar por los ríos". Estupendo. En Hong-Kong no hay sampanes, que es como hemos visto escrito el nombre de este barco en las novelas de Salgari o de Verne, porque "champán" es, más bien, un "vino espumoso blanco o rosado, originario de Francia". Menos mal que esa es la segunda acepción de la palabra para el DRAE, un DRAE que en esto, como en casi todo lo que afecta a la gastronomía y al vino, está retrasado muchos años y apenas sirve de referencia.
Dejando aparte el toque subliminal que nos da el DRAE cuando explica que el cava se elabora, lo que genera una imagen de actividad artesana, en tanto que el champaña -usemos esta forma- se fabrica, lo que lleva la mente a un complejo industrial, el hecho es que el cava ha triunfado. Y es una cosa de la que hay que alegrarse.
Ha triunfado en la manera de hablar, que es donde se triunfa, cuando un nombre se usa casi como genérico. Me explico. Hoy, la situación descrita más arriba sobre el champaña y el cava se ha invertido. Cuántas veces abre uno una botellita de champaña para agasajar a un amigo y este, que a lo mejor está pensando en otra cosa, pero a lo mejor no, comenta "oye, qué bueno está este cava".
Hace años, espumoso y champán eran sinónimos; hoy ya lo van siendo cava y vino espumoso. Me alegro. Hay que presumir de las cosas buenas que tenemos, y el cava es una de ellas.
Para mí, es el vino sin estaciones, aunque lo asocie más con el verano, y sin horas, aunque lo frecuente más a la del aperitivo vespertino. Me gusta bien seco, es decir, con la mención "brut" -mientras nos dejen ponerla los franceses, claro-, y bien frío.
Entendámonos: no fresco, no: frío. En copa, pero no en copa de cava. Ni la de antes, la famosa "Marie Antoinette" plana y baja, ni la de ahora, la copa "flauta" en la que el vino está tan estrecho que las burbujas suben en fila india. El vino, y el cava es vino, en copa de vino. Con un largo mástil para no calentar el cáliz con la mano, pero copa de vino, no diseños especiales y nada prácticos.
Blanco, con la mezcla tradicional de parellada, macabeu y xarel·lo, o con la incorporación de la chardonnay; rosado, sobre todo si la tinta empleada es la pinot noir.
Vino de fiesta, que no tiene por qué esperar a que el calendario nos diga que es fiesta, porque al abrir una botella de cava se desata automáticamente la fiesta.
Vino para desayunar, para media mañana, para el aperitivo, para comer -pocas cosas hay que no puedan acompañarse con el cava adecuado-, para media tarde, para toda la noche. Vino para amar y ser amados.
Sí, mucho han cambiado las cosas desde que las botellas de cava presumían de "méthode champenoise". Tenemos a nuestra disposición cavas magníficos. Eso sí: no caigan en la trampa de establecer comparaciones. Además de ser casi siempre odiosas, un champaña y un cava son parecidos, sí, pero son dos cosas distintas, y ambas tienen perfectamente sitio en nuestra bodega y en nuestra nevera.
No me sean ustedes más chovinistas que los franceses, que hay champañas que son auténticas obras de arte.

La banda de rock duro Tierra Santa tendrá su propio vino

Son riojanos, así que era cuestión de tiempo. A partir del 18 de julio y en packs de una, tres o seis botellas, los seguidores de la banda Tierra Santa podrán degustar su propio vino personalizado, presentado por la bodega Cuna de Reyes y aprobado por el Consejo Regulador de Origen Rioja.


Son riojanos, así que era cuestión de tiempo. A partir del 18 de julio y en packs de una, tres o seis botellas, los seguidores de la banda Tierra Santa podrán degustar su propio vino personalizado, presentado por la bodega Cuna de Reyes y aprobado por el Consejo Regulador de Origen Rioja.

Este vino edición especial Tierra Santa es conmemorativo de su último disco, 'Caminos de Fuego', y cada unidad podrá adquirirse por un precio de 7,95 euros. Eso sí, los embalajes de tres y seis botellas incluyen una caja de madera con el logotipo de la banda. Ya se puede reservar a través de la web eltridente.es

Se trata de un tinto crianza 80 por ciento tempranillo, 15 garnacha y 5 mazuelo, con 13 grados de alcohol. Su fermentación ha tenido lugar durante diez días en depósitos de acero inoxidable, a una temperatura máxima de 30 grados, mientras que para su maceración ha estado 14 días con sus hollejos y remontados periódicos.

La crianza ha tenido lugar durante doce meses en barrica de roble americano. El restulado es un color rojo cereza de capa media con fino ribete granate y debe ser servido a 18 o 20 grados. El momento óptimo de consumo es entre uno y seis años, aunque se puede guardar más tiempo, siempre en lugar fresco.

La calidad de los vinos de «Tierra de Sabor» ganan mercados y concursos

La calidad de los vinos que están dentro de la marca de calidad «Tierra de Sabor» siguen ganando mercados y concursos. Cada cuentan con un mayor prestigio en todo el mundo. Tal es así que países de gran tradición vitivinícola como Estados Unidos o Francia cada vez demandan más los caldos de nuestra Comunidad.
Tal es el éxito que los vinos que reciben un gran número de galardones. Así lo demuestra el triunfo en el Concurso Internacional «Nuevo vino 2011» que el 12 por ciento de los productos del ‘corazón amarillo’ fueron premiados.
En este concurso solo se dan cabida marcas de vino que salgan al mercado con posterioridad al mes de abril de 2010 y deben ser valoradas por jurados compuestos por expertos líderes de opinión y sumilleres de nuevos restaurantes y especializados en públicos nuevos, convocados a través de medios de comunicación modernos e internet.
Para seguir conquistando mercados, los caldos de «Tierra de Sabor» oferta una gama de productos para el verano, a pesar de que esté muy encima el calor.
La enseña te invita a probar cualquiera de los 131 vinos blancos y 68 rosados, que se pueden encontrar en restaurantes, supermercados, vinotecas, con el objetivo de que puedan degustar vinos de calidad, muy afrutados y aromáticos y que puedan acompañar a todo tipo de platos elaborados con productos de Castilla y León.
Abundante producción
A este éxito de la marca del calidad, hay que sumar que las Denominaciones de Origen (D.O.) de Castilla y León coinciden en destacar que el viñedo presenta esta campaña un estado sanitario óptimo, con previsiones de producción «muy abundantes», a pesar de que aún es pronto para estimaciones definitivas, porque la evolución del fruto dependerá mucho de la climatología de julio y agosto.
Asimismo, desde los consejos reguladores explicaron que las elevadas temperaturas del arranque de la primavera, han provocado un adelanto generalizado en las previsiones de la vendimia.
El viñedo de la Ribera del Duero presenta por el momento una «excepcional sanidad», según el último informe del Consejo Regulador, que precisa que la campaña viene con nueve días de adelanto, respecto a la media de las últimas seis.
El director técnico de la DO Rueda, Jesús Díez de Iscar, destacó que la vendimia viene «adelantada» este año en la zona productora, entre quince y veinte días, con lo que durante la última semana de agosto se podría empezar ya a recolectar. Si la climatología propia de estos meses de verano, con días frescos en julio y noches frías en agosto, se mantiene y no pasa nada raro, la vendimia alcanzará los 90 millones de kilos de uva entre diez y doce más que la campaña pasada, cuando se recolectaron 80 millones.
Por lo que se refiere a la Denominación de Origen de Toro, hay buenas expectativas para la cosecha de este año. Respecto a la calidad para que «la cosa va bien», pero puede cambiar debido a las temperaturas, informa Ical.
El presidente de la DO Cigales, Pascual Herrera, aseguró que el viñedo en la zona productora presenta un estado sanitario «muy bueno», ya que se trataron «ligeros toques de oídio», que se controlaron perfectamente.
En la de Origen Tierra de León trabajan sin descanso para conseguir los mejores resultados, por lo que no quieren realizar estimaciones. A pesar de que será en el mes de agosto cuando pueda concretarse la producción de este año, se calculá que podrá igualar la de la campaña anterior, 3,8 millones de kilos de uva, incluso se podrían alcanzar los cuatro millones.